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jesus y paquita elchiringuito

El Chiringuito nació en el año 1997 cuando un contratiempo laboral obligó a la familia Olivares-Ripoll a embarcarse en un proyecto que les era totalmente desconocido. Afectados por la crisis económica de la época el cabeza de familia, Jesús “El Jumillano”, decide apostar por un nuevo negocio y abrir un chiringuito. Hasta entonces había ejercido como repartidor de bebidas para el almacén familiar.

Junto a su mujer, Paquita, y sus tres hijos deciden abrir El Chiringuito, un lugar único y diferente a orillas del Mediterráneo.

Su carta se basaba en carnes a la brasa y como aperitivo el pan y el all i oli que siguen manteniendo en la actualidad. “El primer día fue un éxito porque se llenó pero estábamos agobiados porque nunca habíamos trabajado en hostelería. Como veíamos que funcionaba pensamos en adaptarnos a la demanda y mejorar las instalaciones para que los clientes se sintieran como en casa» .

Poco a poco iba tomando forma. “Ese año abrimos en julio. Nos ayudaron los amigos y familiares a montarlo todo. Y a partir de ese año comenzamos a abrir en marzo, como ahora, hasta noviembre. Recuerdo un día que estaba una familia comiendo una paella y empezó a llover. Le metimos la mesa y las sillas en la cocina y ahí comieron. Enseguida empezamos a introducir los mejillones para que mientras salía la barbacoa se fueran entreteniendo. Y poco a poco fuimos aportando nuevos aperitivos. Pero como nos pedían mucho la paella al final la incorporamos también”

Así fue como se le dio forma a la carta de El Chiringuito. Esa de la que sus propios propietarios dicen que no es extensa “pero es de buena calidad. Aquí mantenemos eso de ‘más chuletas y menos servilletas”, asegura Paquita.

Ganas y muchas horas de trabajo empezaron a dar su fruto. “Recuerdo que venían unas señoras a las 5 de la mañana a limpiar todo y nosotros entrábamos a las 10. Vimos que la demanda del cliente cada vez era mayor lo que nos hizo adaptar también el aparcamiento”.

El parque infantil es otro de los éxitos de El Chiringuito. «Nos dimos cuenta de que los pequeños también tenían derecho a disfrutar de El Chiringuito a su manera y qué mejor que jugando. De este modo también los padres pueden estar tranquilos mientras comen y saben que sus hijos se lo están pasando bien y están bien cuidados ya que tenemos servicio de cuidadoras”.

Desde 1997 que abrieron sus puertas, El Chiringuito es un referente en Altea y en toda la zona. Si nos preguntamos cuál ha sido la clave del éxito, ellos lo tienen claro: «Las ganas. Eso y el trato familiar, tanto con nuestro equipo, formado por más de 80 personas, como con el cliente. Nos gusta acercarnos a la mesa y hablar con ellos. Al final somos una gran familia».

Otra de las acciones que se han convertido en referentes son las colaboraciones que llevan a cabo con diferentes asociaciones así como su participación con las fiestas alteanas. “Con una asociación que llevamos colaborando mucho tiempo es con la Asociación contra el Cáncer. Todos los años hacemos una comida. Ponemos un mínimo precio y vendemos los tickets. Otra de nuestras colaboraciones más demandas pues se ha convertido ya en todo un clásico es que regalamos la sangría para las fiestas el día que dan paella o coca”.

el chiringuito altea comienzos

Son muchos días y muchas horas las que la familia Olivares-Ripoll pasa al frente de este negocio pero no les pesan. «Trabajar a gusto es lo mejor que te puede suceder. Además, cuando acaba la temporada siempre aprovechamos para estar juntos, en familia. Hacemos cosas que durante el año no tenemos tiempo de hacer. Hay que aprovechar cada momento y, sobre todo, ser feliz con lo que se hace. Al final miras atrás y lo realmente bonito es pensar cómo ha funcionado esto, que empezamos con unas bandejas de carne y mira en lo que se ha convertido”, afirma con orgullo Paquita.

Si se le pregunta por el mañana: “Estaremos aquí mientras el cuerpo aguante, no somos de estar en casa, pero es cierto que este negocio es de nuestros hijos y serán ellos quienes estén al frente. Nunca se sabe lo que te depara el futuro pero espero que puedan disfrutarlo como su padre y yo lo hemos hecho”.